La Lampara
Borracha de aceite una lámpara y lanzando una luz poderosa, jactábase de ser más brillante que el sol. Pero en eso sopló un fuerte viento y se apagó enseguida. Alguien volvió a encenderla y le dijo:
-Ilumina, lámpara, pero cállate: el resplandor de los astros nunca se eclipsa tan facilmente como el tuyo.
Nunca nos jactemos como si fuera de nuestra propiedad aquello que no depende de nosotros
El labrador y la fortuna
emoviendo un labrador con su pala el suelo, encontró un paquete de oro. Todos los días, pues, ofrendaba a la Tierra un presente, creyendo que era a ésta a quien le debía tan gran favor.
Pero se le apareció la Fortuna y le dijo:
- oye, amigo: ¿por qué agradeces a la Tierra los dones que yo te he dado para enriquecerte? Si los tiempos cambian y el oro pasa a otras manos, entonces echarás la culpa a la Fortuna.
Cuando recibamos un beneficio, veamos bien de donde proviene antes de juzgar indebidamente.
El Orador de Demades
l orador Demades hablaba un día a los ciudadanos de Atenas, mas como no prestaban mucha atención a su discurso, pidió que le permitieran contar una fábula de Esopo. Concedida la demanda, empezó de este modo:
-Demeter, la golondrina y la anguila viajaban juntas un día; llegaron a la orilla de un río; la golondrina se elevó en el aire, la anguila desapareció en las aguas.. -y aquí se detuvo el orador.
-Y Demeter..?-le gritaron-. ¿Qué hizo...?
-Demeter montó en cólera contra vosotros- replicó, porque descuidáis los asuntos de Estado para entreteneros con las fábulas de Esopo.
Eso sucede entre la gente: prefieren darle atención únicamente al placer dejando de lado las cosas realmente necesarias. Cuidémonos de no caer en ese error. Compartamos equilibradamente el deber y el placer .
El asno y su Comprador
Un hombre quiso comprar un asno, y acordó con su dueño que él debería probar al animal antes de comprarlo. Entonces llevó al asno a su casa y lo puso en donde guarda la paja junto con sus otros asnos.
El nuevo animal se separó de todos los demás e inmediatamente se fue junto al que era el más ocioso y el mayor comedor de todos ellos.
Viendo esto, el hombre puso un cabestro sobre él y lo condujo de regreso a su dueño.
Siendo preguntado cómo, en un tiempo tan corto, él podría haber hecho un proceso de calificación, él contestó:
--No necesito mayor tiempo; sé que él será exactamente igual a aquel que él eligió para su compañía.--
Según con quien te relaciones, así te juzgarán.
El Pescador y el Pececillo
Un pescador, después de lanzar al mar su red, sólo cogió un pececillo. Suplicó éste al pescador que le dejara por el momento en gracia de su pequeñez.
- Cuando sea mayor, podrás pescarme de nuevo, y entonces seré para tí de más provecho -, terminó el pececillo.
-¡Hombre-replicó el pescador-, bien tonto sería soltando la presa que tengo en la mano para contar con la insegura presa futura, por grande que sea! -
Más vale una moneda en la mano, que un tesoro en el fondo del mar.
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